Cuando tenía 23 años monté mi primera página web. En aquellos tiempos estaba embelesado con el surf, la playa , y pasaba horas mirando fotos de lugares paradisíacos donde la gente vivía el “verano sin fin”.

Pero en Málaga no hay muchas olas. Verano sí, pero olas, no.

A esa página web sobre surf pronto empezaron a entrarle miles de visitas. Cuando la gente quería saber cosas sobre el surf, en Internet, encontraban mi web. 

Y dónde está la atención, está el negocio. Me dí cuenta de que, además de seguir contemplando fotos con colores increíbles, podía convertir aquello en un negocio digital, así que empecé a vender productos de surf a través de mi página web. En aquellos tiempos (sobre 2003) la gente no se atrevía a meter su tarjeta de crédito en una página web, sin embargo ahí andaba yo vendiendo tablas y mochilas. El término ecommerce aún ni se había empezado a utilizar.

Llegó un día en el que me dijeron: tengo una empresa y quiero que hagas lo mismo, pero para mí.

Nació Glissmarket.

Glissé es como dicen en francés a los “deportes de deslizamiento” y market es mercado en inglés. En mi cabeza sonaba espectacular.

Si le das al avance rápido, llegamos a los últimos 4 años, en los que Glissmarket se ha convertido en una pequeña agencia de marketing digital “boutique”. Somos pequeños pero matones.

Hacemos lo mismo que yo hacía en 2003. Generar negocio donde está la atención. 

Hay una frase del cantante de Extremoduro que me encanta. Es dura, como sus canciones. Dice:

“Que le gustes a mucha gente no quiere decir nada, porque la mayoría de la gente es idiota”

Yo lo entiendo como que no hay mucha gente inteligente.

Pablo ClaveroCEO Glissmarket

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